martes, 17 de abril de 2012

LA COMUNICACIÓN EN LA FAMILIA


        

  La relaciones familiares, debido al ambiente de seguridad y confianza y a los lazos emocionales y psicológicos que logran desarrollar entre sus miembros, se convierten en un medio natural para que sus integrantes descubran formas para ayudarse y complementarse, satisfaciendo muchas de sus necesidades, especialmente las más profundas y complejas como las emocionales y afectivas; teniendo en cuenta que todos tenemos nuestras propias diferencias.

          Cuando los miembros de una familia aprenden a comunicarse identificando el: cómo, cuándo, dónde y en que tono hablarse; de tal forma que logran construir una relación positiva y sólida, han dado un paso vital, contribuyendo a que la familia cumpla con su misión al crear condiciones para que todos los involucrados se sientan: queridos, apoyados, tomados en cuenta y con posibilidades reales de desarrollarse de forma integral.

          Para aprender a comunicarse con efectividad dentro de la familia se requiere: tomar en cuenta las diferencias interpersonales, adecuar las formas de comunicación de acuerdo a personas, edades y circunstancias, emplear enfoques específicos para comunicarse con los hijos en sus diferentes etapas de desarrollo, principalmente en la edad adolescente, tener conciencia de los errores y fallas que pueden afectar negativamente el proceso, y saber aprovechar la comunicación como medio para transmitir valores y dar dirección y rumbo a la vida familiar.
Al comunicar aspectos importantes para la vida familiar, es necesario prever lo siguiente:

Qué decir.
Es difícil comunicarse cuando no se ha definido con claridad qué es lo que se quiere decir. Si no hay esa claridad se corre el riesgo de confundir el mensaje con los propios deseos, sentimientos, temores o necesidades o incluso anteponiendo nuestros propios intereses

Cómo decirlo.
Toda comunicación debe ser respetuosa, pero también tiene que ser adecuada a la temática, a la persona a quien está dirigida y a la situación particular en la que ésta se presenta.

Cuándo decirlo.
 Siempre hay un mejor momento y un estado emocional adecuado, para lograr mayor receptividad. A veces es conveniente esperar ese momento para lograr una comunicación eficaz.  Y luego, ya durante el proceso mismo de comunicación, es importante poner en práctica lo siguiente
Escuchar con comprensión.
Puesto que  la comunicación es un proceso de ida y vuelta, se requiere   combinar el hablar con el escuchar.  Escuchar     implica receptividad y  disposición a entrar en sintonía con los sentimientos del otro;  esta parte es fundamental en toda comunicación ya que nos ayuda a entablar un entendimiento personal es decir nos permite ubicarnos en el lugar del otro al punto que comprendemos lo que nos expresa.

Tomar en cuenta los aspectos no verbales.
No basta con escuchar las palabras, se requiere disposición y receptividad para poder captar todo lo que la pareja transmite con sus miradas, gestos y posturas. Tomando conciencia también de los propios gestos. Para lo cual se requiere un contacto visual continuo, asegurando que la expresión de la cara y los gestos corporales demuestren atención.

Verificar la recepción.
 Al parafrasear algunas de las ideas que ha expresado el otro y realizar preguntas aclaratorias, se puede verificar si realmente se está captando e interpretando correctamente lo que el otro quiere expresar.
La comunicación es básica para el buen dinamismo de la familia, su buen funcionamiento depende cuan en práctica se pone de manifiesto dicha comunicación, abona a la comunicación familiar: la oración en familia, el aprovechar la hora de la comida para entablar dialogo positivo, nunca utilizar la cena familiar por ejemplo para discusiones, crear confianza con los hijos, orientar hacia la libertad a los jóvenes y adolescentes mediante orientaciones que los encaminen a la reflexión y toma de conciencia. ¡Saber escuchar y saber hablar es clave para que la comunicación sea exitosa en la familia!