lunes, 30 de enero de 2012

CELEBRACIÓN EN HONOR A SANTO TOMÁS DE AQUINO


El pasado viernes 27 del presente año, como seminario mayor celebramos la memoria (anticipada) de Santo Tomàs de Aquino (Presbítero, Teólogo y Filosofo). Esta pequeña mañana de filosófica se llevo acabo en las instalaciones de nuestro seminario y fuè dictada por el Rev Pbro. Dr. Lic. Armando Dìaz  (Doctor en filosofía y licenciado en bioètica ) perteneciente a la diócesis de Santa Ana.


El P. Armando nos desarrolló el tema: "Una visión sobre el amor y la amistad según Santo Tomas de Aquino", fue una ponencia magistral, en donde analizamos la importancia de las relaciones humanas para la formación sacerdotal. Esta es el segundo año consecutivo que tenemos esta actividad que trata de fomentar el deseo de profundizar en el quehacer filosófico y teológico de los formandos.


Culminamos la ponencia con unos cantos vocacionales a los cuales el P. Armando se unió tocando un una estrofa de una alabanza muy conocida, quedando de manifiesto su habilidad para tocar guitarra; esta jornada fue de gran provecho para todos, seminaristas y formadores, y encendió nuestros ánimos sumergirnos en la bastedad del conocimiento divino.



Culminamos nuestro celebración con un partido de fútbol en donde se enfrentaron los seminaristas de San Vicente contra los de Cabañas, dando un marcador de 3-4 favorable para los cabañenses (cabe decir que fue un gol a ultimo minuto con el que ganaron el partido), fue un bello día en donde compartimos como hermanos la alegría del saber y de la comunión fraterna.

jueves, 26 de enero de 2012

Santa Misa del Espíritu Santo

"La Iglesia los quiere bien preparados"


Como es costumbre al iniciar nuestro nuevo año académico, el día lunes 23 del presente año, en las instalaciones de nuestro seminario tuvimos la santa Misa del Espíritu Santo, presidida por S.E.R. Mons. Josè Elìas Rauda ofm Obispo de nuestra diócesis y con la presencia de los seminaristas mayores y menores.

Monseñor en la homilía 

Durante su homilía Mons. Elìas Rauda recalcó la importancia que tiene la integral preparación del candidato a las Sagradas Ordenes, y nos invitó -tanto a seminaristas menores como mayores- a que este año nos preparáramos a conciencia para poder servir de mejor mejor manera a nuestros hermanos y a la Iglesia.

Seminaristas compartiendo en la mesa fraterna

 Luego de la Santa Misa, habiendo compartido el Pan de la Palabra y de la Eucaristía, nos dispusimos a compartir la mesa fraterna y un sencillo acto que nos introdujo a un alegre compartir entre hermanos.



domingo, 22 de enero de 2012

CONVIVENCIA Y PASEO DE INICIO DE AÑO LECTIVO 2012


El pasado viernes 20 por la noche, se llevo a cabo la convivencia de inicio de año lectivo, no tenemos fotos, pero en resumen sucedió lo siguiente: Bienvenida al padre Remberto Huezo como nuevo miembro del Equipo Formador, Bienvenida a los seminaristas de nuevo ingreso y de reingreso, dinámica, cantos convivenciales, palabra de los formadores y de algunos seminaristas, concluyendo con una merienda. La convivencia fue dirigida por el vice-rector.

Mientras que ayer, sábado 21 de enero, se tuvo la primera salida como institución. El recorrido fue el siguiente: del seminario en transporte se llego al templo de San José Verapaz, luego una caminata desde ese lugar al templo parroquial de Jerusalén. En dicho lugar se descanso un momento y el párroco padre Hernán Juarez anduvo mostrando la construcción nueva en el área parroquial. Después, se dio la caminata desde Jerusalén al nacimiento de agua de Mercedes la Ceiba, lugar donde se almorzó al estilo soldado y con oportunidad para el baño. 

Tipo 1: 00 p,m., se emprendió nuevamente la caminata encabezada siempre por el rector atleta, desde los nacimientos de agua hasta Guadalupe, y de Guadalupe al templo parroquial de Verapaz. El padre René Maldonado, párroco de Verapaz, acogió a los miembros del seminario con un almuerzo. Alrededor de las 5 p.m., se regreso al Seminario. 

Esta salida es parte de la formación humana de los seminaristas. Fue una experiencia agotadora, pero edificante, gracias al ambiente positivo que se respira entre los miembros de la institución, lo cual fortalece los lazos fraternos.

A punto de partir desde Verapaz hacia Jerusalén

 Descansando en el convento parroquial de Jerusalén

 Hacia Mercedes la Ceiba

 Almuerzo al estilo ejercito

 Seminaristas se divierten

 Seminaristas salvadoreños y guatemaltecos

Almuerzo completo en Verapaz


"Los futuros presbíteros deben cultivar una serie de cualidades humanas necesarias para la formación de personalidades equilibradas, sólidas y libres, capaces de llevar el peso de las responsabilidades pastorales" (Pastores dabo vobis, 43).

jueves, 19 de enero de 2012

EJERCICIOS ESPIRITUALES 2012



Los ejercicios espirituales de inicio de año, han comenzado el domingo 15 de enero con el rezo de las completas y finalizarán mañana viernes 20 por la tarde. Por la noche se realizará la convivencia de bienvenida. 

Este año, el predicador de los ejercicios espirituales es el revdo. padre Ramón Pineda, párroco de la parroquia Santiago Apóstol (Apastepeque), licenciado en Bioética (Ateneo Pontificio "Regina Apostolorum" , Roma) y colaborador en la dirección espiritual de los seminaristas. 

En cuanto a la temática, son tres meditaciones y una plática por día. Las meditaciones son dirigidas por el padre Ramón y las pláticas por los miembros del Equipo Formador. En cuanto a las meditaciones, éstas versan sobre la Santísima Trinidad y la Iglesia. Los ejercicicios están basados en la Exhortación Apostólica Sinodal "Pastores dabo vobis", cuando trata sobre la formación espiritual, en el numeral 45: "La formación espiritual... debe darse de tal forma que los alumnos aprendan a vivir en trato familiar y asiduo con el Padre por su Hijo Jesucristo en el Espíritu Santo...en la activa comunicación con los sacrosantos misterios de la Iglesia" (Cf. Decreto sobre la formación sacerdotal Optatam totius, 8.). Por eso los ejercicios con dicha temática están al inicio de año, porque se desea sea el fundamento espiritual en el iter formativo de los seminaristas. 


Pedimos sus oraciones por los frutos espirituales de esta semana de reencuentro intimo con Dios en el silencio.




"DUC IN ALTUM"

lunes, 16 de enero de 2012

INICIO DE AÑO LECTIVO 2012


"FORMANDO SACERDOTES, 
EN EL Y PARA EL NUEVO MILENIO"

Ayer domingo 15 de enero de 2012, con la celebración de las vísperas solemnes presididas por el padre Eduardo Chávez, rector del Seminario Mayor de La Inmaculada, se ha inaugurado oficialmente el séptimo año lectivo de la institución diocesana.El padre Eduardo en las visperas dio la bienvenida general a los seminaristas.

De 37 seminaristas que se esperaban, solamente regresaron 34. De nuestro país son 34 seminaristas y de Guatemala son 4. Cuatro seminaristas están en el cuarto año de teología. 

Después del rezo de vísperas, se llevo a cabo la cena, en la cual se observo un ambiente fraterno y alegre, por el reencuentro con la institución del seminario, los padres formadores y los compañeros ya conocidos y por conocer. 


Pasado el receso, se tuvo la primera reunión con los seminaristas, la cual giró en cuatro puntos: bienvenida por parte del equipo formador, organización y distribución de tareas, avisos generales e introducción de los Ejercicios Espirituales, los cuales han dado inicio con el rezo de las completas del día de ayer.

El viernes 20 de enero por la noche, habrá una convivencia de inicio de año nuevo lectivo. 

ASIGNACIONES DE ÁREAS Y COMISIONES:

EQUIPO FORMADOR:
Pbro. Lic. Eduardo Chávez: Rector, Área humana, comunitaria y disciplinar.
Pbro. Gustavo Romero: Vicerrector, Área Pastoral, comisión de comunicaciones, comisión de festejos y deporte.
Pbro. Gerardo Amado: Área Espiritual, comisión de liturgia.
Pbro. Lic. Remberto Huezo: Área intelectual.

SEMINARISTAS DE 4º TEOLOGÍA:
Juan Moreno: Colaborador del área comunitaria y disciplinar. Bedel general.
Lucas Gongora: Colaborador del área pastoral.



DUC IN ALTUM

sábado, 7 de enero de 2012

FECHA DE INGRESO AL SEMINARIO MAYOR


Por este medio, se da a conocer públicamente la fecha ingreso al Seminario Mayor de la Inmaculada, Diócesis de San Vicente. Se ingresará el próximo domingo 15 de Enero, antes de las 6 p.m. Luego se tendrán las Vísperas Solemnes y la bienvenida al nuevo año lectivo. Tanto para los seminaristas de nuestro país, como para los de Guatemala, si se les presenta una circunstancia imprevista de fuerza mayor, notificar y justificar los motivos. 

Agradecimientos y bendiciones por sus oraciones y apoyo incondicional.


domingo, 1 de enero de 2012

SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS


Si la Iglesia consagra este inicio de año a la Madre de nuestro Salvador Jesucristo, de igual modo, lo hace la institución del Seminario Mayor de la Diócesis de San Vicente. En catorce días, estaremos iniciando el séptimo año lectivo y como cada año, con la asistencia primordial del Espíritu Santo, vamos con la intención sincera de ir creciendo poco a poco según el deseo de Dios y de la Iglesia, en relación a la formación de los sacerdotes para el nuevo milenio.

Este año 2012, el seminario contará con un cuarto formador, nos referimos al revdo. Padre Remberto Huezo, licenciado en Sagrada Escritura, Navarra, España. Con alrededor de 40 seminaristas mayores, entre ellos algunos de Guatemala. Uno de los logros del año pasado, fue el tener especialistas en el área de Teología; ahora, Dios mediante, se potenciará el área filosófica, con especialistas de nuestra diócesis y de diócesis hermanas. Se tiene el proyecto de potenciar el área humana, espiritual, intelectual y pastoral, con acciones concretas y fundamentadas. Más adelante se les compartirá algunos de estos elementos. 

Pedimos sus valiosas oraciones, su entusiasmo y apoyo integral en esta obra diocesana. Que Dios y María Santísima derramen abundantes bendiciones sobre todos ustedes. 

¡¡¡FELIZ AÑO 2012!!!

Benedicto XVI celebró este domingo la primera misa de 2012 en la Basílica de San Pedro por Santa María Madre de Dios y al mismo tiempo con motivo de la 45 Jornada Mundial de la Paz


HOMILÍA DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI

Basílica Vaticana
Domingo 1 de enero de 2012



Queridos hermanos y hermanas
En el primer día del año, la liturgia hace resonar en toda la Iglesia extendida por el mundo la antigua bendición sacerdotal que hemos escuchado en la primera lectura: «El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor. El Señor se fije en ti y te conceda la paz» (Nm6,24-26). Esta bendición fue confiada por Dios, a través de Moisés, a Aarón y a sus hijos, es decir, a los sacerdotes del pueblo de Israel. Es un triple deseo lleno de luz, que brota de la repetición del nombre de Dios, el Señor, y de la imagen de su rostro. En efecto, para ser bendecidos hay que estar en la presencia de Dios, recibir sobre sí su Nombre y permanecer bajo el cono de luz que parte de su rostro, en el espacio iluminado por su mirada, que difunde gracia y paz.

Esta es también la experiencia que han tenido los pastores de Belén, que aparecen de nuevo en el Evangelio de hoy. Han tenido la experiencia de encontrarse en la presencia de Dios, de su bendición, no en la sala de un palacio majestuoso, delante de un gran soberano, sino en un establo, delante de un «niño acostado en el pesebre» (Lc 2,16). Ese niño, precisamente, irradia una luz nueva, que resplandece en la oscuridad de la noche, como podemos ver en tantas pinturas que representan el Nacimiento de Cristo. La bendición, en efecto, viene de él: de su nombre, Jesús, que significa «Dios salva», y de su rostro humano, en el que Dios, el Omnipotente Señor del cielo y de la tierra, ha querido encarnarse, esconder su gloria bajo el velo de nuestra carne, para revelarnos plenamente su bondad (cf. Tt 3,4).

María, la virgen, esposa de José, que Dios ha elegido desde el primer instante de su existencia para ser la madre de su Hijo hecho hombre, ha sido la primera en ser colmada de esta bendición. Ella es, como la saluda santa Isabel, «bendita entre las mujeres» (Lc 1,42). Toda su vida está bajo la luz del Señor, en radio de acción del nombre y el rostro de Dios encarnado en Jesús, el «fruto bendito de su vientre». Así nos la presenta el Evangelio de Lucas: completamente dedicada a conservar y meditar en su corazón todo lo que se refiere a su hijo Jesús (cf. Lc 2,19.51). El misterio de su maternidad divina, que celebramos hoy, contiene de manera sobreabundante aquel don de gracia que toda maternidad humana lleva consigo, de modo que la fecundidad del vientre se ha asociado siempre a la bendición de Dios. La Madre de Dios es la primera bendecida y es ella quien lleva la bendición; es la mujer que ha acogido en ella a Jesús y lo ha dado a luz para toda la familia humana. Como reza la Liturgia: «Y, sin perder la gloria de su virginidad, derramó sobre el mundo la luz eterna, Jesucristo, Señor nuestro» (Prefacio I de Santa María Virgen).

María es madre y modelo de la Iglesia, que acoge en la fe la Palabra divina y se ofrece a Dios como «tierra fecunda» en la que él puede seguir cumpliendo su misterio de salvación. También la Iglesia participa en el misterio de la maternidad divina mediante la predicación, que esparce por el mundo la semilla del Evangelio, y mediante los sacramentos, que comunican a los hombres la gracia y la vida divina. La Iglesia vive de modo particular esta maternidad en el sacramento del Bautismo, cuando engendra los hijos de Dios por el agua y el Espíritu Santo, el cual exclama en cada uno de ellos: «Abbà, Padre» (Ga 4,6). La Iglesia, al igual que María, es mediadora de la bendición de Dios para el mundo: la recibe acogiendo a Jesús y la transmite llevando a Jesús. Él es la misericordia y la paz que el mundo no se puede dar por sí mismo y que es tan necesaria siempre, o más que el pan.

Queridos amigos, la paz, en su sentido más pleno y alto, es la suma y la síntesis de todas las bendiciones. Por eso, cuando dos personas amigas se encuentran se saludan deseándose mutuamente la paz. También la Iglesia, en el primer día del año, invoca de modo especial este bien supremo, y, como la Virgen María, lo hace mostrando a todos a Jesús, ya que, como afirma el apóstol Pablo, «él es nuestra paz» (Ef 2,14), y al mismo tiempo es el «camino» por el que los hombres y los pueblos pueden alcanzar esta meta, a la que todos aspiramos. Así pues, llevando en el corazón este deseo profundo, me alegra acogeros y saludaros a todos los que habéis venido a esta Basílica de San Pedro en esta XLV Jornada Mundial de la Paz: Señores Cardenales; Embajadores de tantos países amigos que, como nunca en esta ocasión comparten conmigo y con la Santa Sede la voluntad de renovar el compromiso por la promoción de la paz en el mundo; el Presidente del Consejo Pontificio «Justicia y Paz», que junto al Secretario y los colaboradores trabajan de modo especial para esta finalidad; los demás Obispos y Autoridades presentes; los representantes de Asociaciones y Movimientos eclesiales y todos vosotros, queridos hermanos y hermanas, de modo particular los que trabajáis en el campo de la educación de los jóvenes. En efecto, como ya sabéis, en mi Mensaje de este año he seguido la perspectiva educativa.

«Educar a los jóvenes en la justicia y la paz» es la tarea que atañe a cada generación y, gracias a Dios, la familia humana, después de las tragedias de las dos grandes guerras mundiales, ha mostrado tener cada vez más consciente de ello, como lo demuestra, por una parte declaraciones e iniciativas internaciones y, por otra, la consolidación en los últimos decenios entre los mismos jóvenes de muchas y diferentes formas de compromiso social en este campo. Para la Comunidad eclesial, educar para la paz forma parte de la misión que ha recibido de Cristo, forma parte integrante de la evangelización, porque el Evangelio de Cristo es también el Evangelio de la justicia y la paz. Pero la Iglesia en los últimos tiempos se ha hecho portavoz de una exigencia que implica a las conciencias más sensibles y responsables por la suerte de la humanidad: la exigencia de responder a un desafío tan decisivo como es el de la educación. ¿Por qué «desafío»? Al menos por dos motivos: en primer lugar, porque en la era actual, caracterizada fuertemente por la mentalidad tecnológica, querer no solo instruir sino educar no se puede presuponer, sino que es una opción; en segundo lugar, porque la cultura relativista plantea una cuestión radical: ¿Tiene sentido todavía educar? Y, después, ¿educar para qué?

Lógicamente no podemos abordar ahora estas preguntas de fondo, a las que ya he tratado de responder en otras ocasiones. En cambio, quisiera subrayar que, frente a las sombras que hoy oscurecen el horizonte del mundo, asumir la responsabilidad de educar a los jóvenes en el conocimiento de la verdad y en los valores fundamentales, significa mirar al futuro con esperanza. En este compromiso por una educación integral, entra también la formación para la justicia y la paz. Los muchachos y las muchachas actuales crecen en un mundo que se ha hecho, por decirlo así, más pequeño, en donde los contactos entre las diferentes culturas y tradiciones son constantes, aunque no siempre dirigidos. Para ellos es hoy más que nunca indispensable aprender el valor y el método de la convivencia pacífica, del respeto recíproco, del diálogo y la comprensión. Por naturaleza, los jóvenes están abiertos a estas actitudes, pero precisamente la realidad social en la que crecen los puede llevar a pensar y actuar de manera contraria, incluso intolerante y violenta. Solo una sólida educación de sus conciencias los puede proteger de estos riesgos y hacerlos capaces de luchar siempre y solo contando con la fuerza de la verdad y el bien. Esta educación parte de la familia y se desarrolla en la escuela y en las demás experiencias formativas. Se trata esencialmente de ayudar a los niños, los muchachos, los adolescentes, a desarrollar una personalidad que combine un profundo sentido de justicia con el respeto del otro, con la capacidad de afrontar los conflictos sin prepotencia, con la fuerza interior de dar testimonio del bien también cuando supone sacrificio, con el perdón y la reconciliación. Así podrán llegar a ser hombres y mujeres verdaderamente pacíficos y constructores de paz.

En esta labor educativa de las nuevas generaciones, una responsabilidad particular corresponde también a las comunidades religiosas. Todo itinerario de formación religiosa auténtica acompaña a la persona, desde su más tierna edad, a conocer a Dios, a amarlo y hacer su voluntad. Dios es amor, es justo y pacífico, y quien quiere honrarlo debe sobre todo comportarse como un hijo que sigue el ejemplo del padre. Un salmo afirma: «El Señor hace justicia y defiende a todos los oprimidos … El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia» (Sal103,6.8). Como Jesús nos ha demostrado con el testimonio de su vida, justicia y misericordia conviven en Dios perfectamente. En Jesús «misericordia y fidelidad» se encuentran, «la justicia y la paz» se besan (cf. Sal 85,11). En estos días la Iglesia celebra el gran misterio de la encarnación: la verdad de Dios ha brotado de la tierra y la justicia mira desde el cielo, la tierra ha dado su fruto (cf.Sal 85,12.13). Dios nos ha hablado en su Hijo Jesús. Escuchemos lo que nos dice Dios: Él «anuncia la paz» (Sal 85,9). La Virgen María hoy nos lo indica, nos muestra el camino: ¡Sigámosla! Y tú, Madre Santa de Dios, acompáñanos con tu protección. Amén.