sábado, 27 de julio de 2013

INICIA TORNEO DE FUTBOLITO

"EL DEPORTE ES UN MEDIO ADECUADO PARA LA EDUCACIÓN DE LA PERSONA"
(JUAN PABLO II) 

Ayer viernes 26 de julio, en la memoria litúrgica de San Joaquín y Santa Ana, se dio por inaugurado el torneo de futbolito, sexta edición, con el torneo relámpago como preámbulo. El torneo durará alrededor de tres meses.

Esta año se ha tenido la novedad de tener un acto protocolario, es decir, un torneo con una dimensión evangelizadora, inculcar la Palabra de Dios a través del deporte. El acto protocolario tuvo los siguientes elementos: Palabras de bienvenida, canto cristiano, lectura de un texto bíblico, oración, palabras del rector y vice-rector, entrega de estampas. 

Son seis equipos, cuatro internos y dos externos. El torneo relámpago lo ganó "San Francisco f.c." (Santa Clara). Hay cinco sacerdotes inscritos aparte de los padres formadores y ex-alumnos seminaristas. 

La comisión de deporte está conformada por el padre Gustavo Romero, Manuel Cruz y Milton Guerra.

 Seminarista Manuel, dirigiendo el acto protocolario
de carácter evangelizador

 Palabras alusivas por parte del padre rector del seminario:
"Que el torneo sea una oportunidad para crecer en virtudes"

Palabras por parte del padre vice-rector del seminario:
"Aprovechemos todos los espacios posibles para anunciar la Palabra de Dios"

"San Francisco" f.c.
Ganador del torneo relámpago

jueves, 11 de julio de 2013

APORTE MENSUAL DE TEMAS

ÁREA HUMANA

La sociabilidad
Todos necesitamos de todos

“Una sola golondrina no hace verano”, reza el refrán popular, para manifestar en cierta manera, que la persona necesita de los otros para desarrollarse y crecer, y a la vez, para ayudar a que otros se desarrollen y sean mejores ciudadanos, compañeros, amigos y en última instancia, sean mejores personas.

Nuestra sociedad actual se caracteriza por ser muy individualista, donde cada quien hace lo que puede, quiere y cree que es conveniente para sí. La egolatría es la nota que se considera como normal, olvidando que somos más felices y plenos cuando salimos de nosotros mismos y vemos que hay otros que son un mundo con mucha riqueza por descubrir.

La virtud de la sociabilidad implica darse cuenta que las demás personas poseen muchas virtudes y también defectos, pues no hay nadie que esté exento de ellos, de los cuales se pueden obtener lecciones para la vida, y a la vez, ser consciente de que uno mismo posee muchas cosas buenas, con las cuales se puede enriquecer a los otros. Esta virtud tiene su base en el hecho de que toda persona es un ser social, y que por naturaleza necesita de otros seres semejantes, “ella aprovecha y crea cauces adecuados para relacionarse con distintas personas y grupos, consiguiendo comunicar con ellos a partir del interés y preocupación que muestra por lo que son, por lo que dicen, por lo que hacen, por lo que piensan y por lo que sienten”.

Salgamos de nuestra caverna o burbuja, comuniquémonos con el otro, preocupémonos de sus pensamientos y afectos, para que así podamos hablar el mismo lenguaje de la sociabilidad. Si no existe este interés nos encerraremos en nosotros mismos y en la mayoría de los casos hasta nos podemos volver antisociales y desagradables para los que nos rodean.

Las reuniones con amigos, excursiones y  paseos favorecen esta virtud. Practícalas y pasarás de ser un conocido a la formación de una verdadera amistad.






Santos López
Seminarista de Cuarto de Teología

ÀREA ESPIRITUAL

En busca del sentido de la vida
Cristo es la respuesta a tus más altas aspiraciones

Quizá estés en busca de encontrar algo o alguien que le dé sentido a tu vida, que llene el vacío que hay en tú interior. Tal vez conoces muchas personas, tienes numerosos parientes y no encuentras un amigo, un amigo de verdad, el amigo soñado, con quien compartir tus penas y alegrías, en quien poder siempre descansar, de quien confíes para todo y a quien tengas continuamente a tu lado, ofreciéndote su apoyo seguro, alguien que te comprenda, que disculpe tus errores que te oriente y le de solidez a tu vida.

“En el fondo, lo que nuestro corazón desea es lo bueno y bello de la vida, no permitáis que vuestros deseos  y anhelos caigan en el vacío… antes bien, haced que cobren fuerza en Cristo, Él es cimiento firme, punto de referencia seguro para una vida plena” (Benedicto XVI, JMJ 2011). Es otras palabras, Cristo es la respuesta a tus más altas aspiraciones.

Cristo te invita a su aventura de conquistar el mundo, llama a tu puerta, te espera en el Sagrario, y algo más sorprendente, se encuentra en lo más profundo de tu ser; ya san Agustín buscaba la Verdad fuera de sí, hasta que se dio cuenta que Dios como verdad  estaba en su interior. Él ha venido del seno del Padre para ser tú amigo, ha elegido tú amistad, te confiesa su amor semejante al Padre y te hace confidente de cuanto ha escuchado a su Padre. Llega al mayor amor de dar la vida por ti, abriéndote su Corazón de par en par.

¡Deja que Cristo irrumpa en tu vida! Que Él lo sea todo para ti, busca agradarle a él aunque te toque sufrir un poco, que estés dispuesto a cualquier cosa por conseguir vivir de acuerdo a los valores propuestos por Él. Que aprendas a acudir a Él, a hablarle en la oración, a  pedirle consejos e incluso que haga tú corazón semejante al suyo, para sentir como Él, pensar como El, amar como El. Pídele ayuda para comenzar en serio la amistad más bella, más profunda, más duradera que continuará por toda una eternidad.

Agustín Zepeda
Seminarista de Cuarto de Teología

ÁREA INTELECTUAL

De corazón  a corazón, el mensaje se transmite de generación en generación
“Lo que escuchéis al oído, gritadlo desde las azoteas”  (Mt 10, 27)

Tantas veces hemos escuchado que los Medios de Comunicación Social y las redes sociales están al servicio del hombre y les une entre sí; sirven además, para transmitir todo tipo de información de una forma eficaz, abrir nuevos espacios y nuevas formas de convivencia. Este nuevo mundo cibernético se convierte en las nuevas azoteas donde puede y debe ser gritado el mensaje de Cristo (Cfr. Mt 10, 27).

De forma semejante a estos medios, los cuales son “inertes”, los cristianos estamos llamados a ser transmisores “vivientes y eficaces” de un mensaje siempre nuevo que hemos escuchado al oído en la intimidad de la comunidad cristiana y lo comunicamos a nuestros hermanos, pues Jesús nos confía los secretos del Reino (Jn 15, 15), para que hagamos correr la Buena Noticia. Noticia que abre al hombre posmoderno nuevos horizontes, nuevos espacios, nuevas formas de convivencia y nueva vida porque en Cristo se renuevan todas las cosas.

El punto a resaltar es la interioridad del mensaje. En sentido contrario, cuando este mensaje no llega al interior de cada hombre, es decir, aquello que es secreto –la conciencia-, se convierte en una simple información e imágenes que nada más embellecen nuestras páginas en las redes sociales. Se trata, por tanto, de un mensaje que viene del Corazón de Cristo, el cual lo susurra al corazón del hombre –de corazón a corazón- para que sea gritado a los corazones de los hermanos.

Entonces, podemos afirmar con certeza que el cristiano que escucha los secretos del Reino, es el que interioriza la Buena Noticia cuyo contenido es Cristo mismo, Palabra de Dios, lo cual le convierte en medio eficaz, portavoz que grita desde las azoteas. Así pues, la pasión por transmitir el mensaje cristiano en las redes sociales encuentra su secreto en la transmisión del mismo mediante la vivencia de la fe y la interiorización de la vida de Cristo.
Manuel Cruz
Seminarista de Cuarto de Teología


ÁREA PASTORAL - MISIONERA

¿Cómo responder a la violencia desde la fe?
Un reto pastoral urgente

La situación de violencia que estamos viviendo a nivel social para nadie es un secreto, y a nadie le debiera ser indiferente. Cuando vemos esas imágenes de personas concretas calcinadas, brutalmente despedazadas, de personas emigrando de sus humildes viviendas, obligadas por la violencia y el terror, nos horrorizamos y nos invade un sentimiento de preocupación, de miedo y de impotencia… Y la primera pregunta que surge es: ¿Existe alguna solución viable? También nos preguntamos si esa es la protección máxima que el Estado puede brindar a los ciudadanos honrados, y si realmente nuestras autoridades agotan todos los recursos de ley que nos amparan y protegen. Nos sentimos confundidos y hasta llegamos a pensar que nuestras autoridades se preocupan más de la protección de los delincuentes que de las víctimas reales y potenciales…

La violencia es un atentado contra la vida. Desde el principio, Dios se manifiesta contra la violencia: "Yahvé dijo a Caín: ¿Dónde está tu hermano Abel? Contestó: No sé. ¿Soy acaso, el guardián de mi hermano? Replicó Yahvé: ¿Qué has hecho? Se oye la sangre de tu hermano clamar a mí desde el suelo. Pues bien, maldito seas" (Gén.4, 9-1 l).

Jesús rechaza toda clase de violenta: "Vuelve tu espada a su sitio, porque todos los que empuñan la espada, a espada perecerán..." (Mt 26, 50-52). El Papa Pablo VI en la Evangelii Nuntiandi decía que: "La Iglesia no puede aceptar la violencia… Debemos decir y reafirmar que la violencia no es ni cristiana ni evangélica" (n. 37).

¿Qué hacer ante la violencia? Cada instancia tiene su propio rol. Solo por mencionar dos: el Estado y la Iglesia. Al Estado le compete proveer  los medios de educación y de empleo para que una sociedad se desarrolle sana y en armonía; mantener el orden público, para ello debe llevar a juicio a los delincuentes. Establecer leyes que al ser ejecutadas les garanticen verdadera seguridad  y protección a los ciudadanos nobles. Si la seguridad es prioritaria para el desarrollo de una nación, pues, hay que invertir en seguridad, si por ella se entiende una policía y unos jueces mejor capacitados,  y la creación de más y seguras cárceles, etc.

La Iglesia debe denunciar cuando existe negligencia o corrupción a la hora de aplicar la justicia. Tiene también el deber de contribuir en la educación moral de los hombres y mujeres de una nación. Debemos educar en la justicia y la paz. El Papa Juan XXIII definió las cuatro condiciones esenciales para que pueda haber paz, y que son un reto y todo un programa para nosotros los cristianos hoy:

a)      La verdad siembra la paz si cada persona reconoce honesta y sinceramente los deberes y responsabilidades que tiene con los demás.
b)      La justicia siembra la paz cuando practicamos el respeto a los derechos de los demás y cumplimos nuestros deberes para con ellos.
c)      El amor siembra la paz cuando sentimos como nuestras las necesidades y sufrimientos de nuestro prójimo y compartimos con ellos lo que tenemos especialmente nuestros valores y dones espirituales.
d)     La libertad siembra la paz si actuamos de acuerdo a la razón y asumimos la responsabilidad por nuestras acciones.
Alcides Alvarenga
Seminarista de Cuarto de Teología


ASPECTO  COMUNITARIO

Comprender al prójimo
“Les doy un mandamiento nuevo, que se amen los unos a los otros”

              Muy pocas cosas son de tanta importancia para la convivencia y crecimiento personal como el tener y el desarrollar la capacidad de comprensión. Pues bien, comprender a alguien significa conocer profundamente a una persona, como ella es realmente, en su individualidad y singularidad propia. Quien comprende a otro logra tener acceso a su intimidad para entonces captarlo desde dentro, como él realmente es. Esto no significa, necesariamente, que para comprender al otro sea necesario que él me muestre totalmente su ser, pues entonces la comprensión estaría condicionada siempre a este factor. Es evidente que en la medida que el otro se me manifieste tal cual es, uno podrá comprenderlo mejor. Pero esto no siempre es posible pues existe en muchos el miedo de darse a conocer. Sin embargo, hay otros caminos que nos pueden llevar a una mejor comprensión del otro, para lograr ganarse su confianza (Dialogo, amistad, compañerismo, trabajo etc.).

              Hay que aceptar que las demás personas, como uno mismo, son un sujeto y no un objeto. Podemos caer en el error de querer juzgar al otro basándonos en la propia experiencia, lo cual resulta comprensible pero no justificable; por ello, debemos  evitar clasificar a los demás en base a nuestras experiencias propias, porque de esta forma es como “etiquetamos” al otro, dejándonos llevar por pre-juicios, ellos nos impiden conocerlo realmente, y en  cierta medida llegar también a comprenderlo. Esto exige ponerme en lugar del otro para conocerle, o sea, tener empatía: esto no es lo mismo que la simpatía, pues simpatizar significa “sentir con”, es coincidir afectiva o sentimentalmente. Y empatía es “sentir dentro”, por ello es necesario “entrar en los demás” para poder comprenderles.

              Esta es la invitación: a que podamos comprender al otro, a ejemplo de Cristo: “Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros”. El amor de Jesús es el signo en un verdadero discípulo y el gesto concreto por el que muchos nos conocerán. Amar como Jesús es, sentir con sus propios sentimientos de compasión y misericordia; actuar con las mismas disposiciones de cercanía, ayuda y solidaridad.

Berne Rivas
Seminarista de Tercero de Teología


* La finalidad en este blog es compartir la vida comunitaria del seminario, pero también proporcionar temas formativos y de interés para todo tipo de lector. Estamos abiertos siempre a sus valiosos comentarios.