PRIMERA "FLOR DE MAYO"

Como manifestación de la devoción mariana, en nuestro seminario estaremos realizando cuatro flores durante este mes de mayo. Puede sonar golpeante el realizar esta devoción en un seminario mayor, pero en primer lugar, es un acto de amor basándonos en el derecho canónico sobre la piedad a María, luego es una manera de expresar la creatividad, la alegría y la fe en torno a Ella, por último, en nuestra diócesis existe esta tradicional devoción, por lo tanto es una manera de prepararnos los futuros pastores para asumir esta realidad. A estas flores se les da un enfoque evangelizador. 

En esta ocasión le ha tocado dirigir al primer año de filosofía.

El orden es el siguiente (7: 30 p.m.):

Miércoles 4: Primer año de filosofía.

Miércoles 11: Segundo año de filosofía y primer año de teología.

Miércoles 18: Trienio teológico.

Miércoles 25: Equipo formador.

Estas realización de las flores a María, surgieron por iniciativa del padre Gustavo Adolfo Romero, vice-rector de la institución, el año 2009, cuyo año dio el fundamento de esta devoción laudable. 

Arreglo por parte del primer año de filosofía, con letras en latín.

Rezo activo, piadoso y profundo por parte de los seminaristas mayores.

Predicación a cargo del seminarista Teodoro:

"Imitemos a María"

Refrigerio al final del rezo mariano.

A lo largo del mes de mayo en pueblos y ciudades de nuestra geografía se reza el Rosario, se elevan cantos a María, la Madre, se celebran cientos de fiestas y actos marianos.

Todo es poco para la Madre, todo es poco para honrar a la Madre de Dios y Madre nuestra. Cada pueblo, cada parroquia, cuida que a la imagen de la Virgen no le falten flores o velas, que su altar esté adornado y limpio. Expresión tangible de religiosidad popular, una religiosidad que expresa un sentimiento profundo de amor.

"Venid y vamos todos con flores a María" se cantaba en este mes de mayo, y se sigue cantando en nuestras iglesias, pequeñas o grandes. Con flores que el campo trae ya en  estos días de invierno, que son belleza y homenaje a la madre. Y, sobre todo, con las flores de nuestras vidas, con nuestros esfuerzos cotidianos ofrecidos a la Madre, con nuestra alegría compartida con los demás, con nuestras ilusiones depositadas a sus pies, con nuestras oraciones, con nuestros pequeños o grandes actos de amor.