martes, 7 de agosto de 2012

LAS CAPACIDADES Y LOS HÁBITOS INTELECTUALES



FORMACIÓN DE LAS CAPACIDADES Y LOS HÁBITOS INTELECTUALES


 


La formación intelectual no se reduce al cumplimiento de un currículum académico. Además de adquirir ciertos conocimientos, el alumno debe potenciar y afinar sus capacidades intelectuales, y lograr aquellas disposiciones u hábitos que harán del estudiante una persona intelectualmente madura. El maestro, debe tener en cuenta siempre la dimensión interior del alumno cuando piensan en la formación intelectual. Al dar una clase, el maestro no debe contentarse con que el alumno asimile unos conocimientos. Lo principal es que desarrolle su capacidad de adquirirlos y de manejarlos eficazmente. El enfoque y estilo que se dé a la enseñanza y al estudio puede influir notablemente sobre la maduración de la inteligencia, la memoria, la imaginación, etc.

Es importante también que los maestros se preocupen por ayudar al alumno para que vaya forzando ciertas disposiciones y actitudes que harán de él un estudiante intelectualmente maduro. Luego, si no se logra que tomen una actitud positiva y responsable ante el deber de formarse intelectualmente, su inteligencia, memoria,  imaginación y todas sus cualidades, por muy brillantes que sean, quedarán inútilmente sepultadas.
Es preciso, por tanto, saber motivar, orientar, incentivar continuamente a los estudiantes. Hay que lograr que quieran de verdad estudiar, aunque no les agrade naturalmente el estudio. 

No sólo, es también necesario que a base de esfuerzo y dedicación continua lleguen a formar buenos hábitos de vida intelectual: que sepan concentrarse rápida y establemente en la lectura de un libro, que puedan seguir activamente una clase o una conferencia, etc. Esos hábitos, además de producir ubérrimos frutos, serán la mejor garantía de que la formación se está asimilando y por tanto, el seguir preparándose para el futuro será su más grande reto.