Lo
característico del ser humano es precisamente aquello que le hace imagen y semejanza de Dios: “La inteligencia y
la voluntad”. Ambas cualidades han de ser con mucho esmero cultivadas, si se
quiere crecer verdaderamente como personas íntegras, que no sólo valoran su
dimensión espiritual, moral, social, psicoafectiva, etc…, sino que también
descubren las virtudes intelectuales con sus características propias, que Dios
les ha dado, y las explotan para bien personal y colectivo…
La formación
de nuestra dimensión intelectual, que es una capacidad que dichosamente nos
califica como seres de mayor dignidad que los demás que no la tienen; Se va
logrando momento a momento, o día con día, si nosotros nos interesamos en leer con
crítica objetiva (que consiste en
interpretar como se debe, y como la Ley natural, puesta por Dios en nuestros
corazones, u orden natural, realizado en las distintas realidades del mundo,
nos lo enseñan. Sin embargo esto sólo en el plano natural, que muy “fácilmente”
en comparación con el “dato revelado o dato de fe”, podemos entender, ya que
para entender los misterios Divinos necesitamos acudir a las fuentes de la
revelación que es Dios mismo al automanifestarse). Y no con crítica subjetiva (que consiste
en mirar las cosas a nuestra manera o como algunos pocos que tristemente han
errado, por interpretar literalmente las cosas, enseñan…).
Es decir, si
nos interesamos en buscar la verdad y nos dejamos encontrar por ella, no
andaremos tras propuestas erróneas, sin fundamento y sin consistencia como le
estaba pasando a San Agustín, que fue tras la “secta maniquea” y a la cual
defendía hasta que descubrió su inconsistencia, y por tanto tuvo que ignorar,
al descubrir la “verdad por antonomasia” Cristo Jesús…
De aquí la
importancia de estudiar con ahínco, con esmero, para la vida y no sólo para un
posible exámen sorpresa, como pasa muchas ocasiones. Además, como dijo
sencillamente y llanamente una doctora muy popular: “al cerebro le gusta
alimentarse de los libros” y esta otra: “el cerebro es muy agradecido, entre
más leemos, más ágil se mantiene y se va haciendo…”
El hombre por
naturaleza es un buscador de la verdad y no debe descansar hasta lograr
alcanzarla…. Eso me lo digo yo y también te o digo a tí querido lector…
Sem. Lucas Israel
Góngora